I.El Camino Iniciático de Turolensia - Umbral y Puerta de Entrada al Reino de Turolensia

POR Angel Alvarez Orgaz
15/12/2023

De todos los caminos celestes que nuestra más íntima astronomía interna pudiera imaginarse, el que hemos hallado en la techumbre de Santa María de Mediavilla es el más prodigioso, íntimo y sereno.

Dentro de la Tierra Media también existía el mítico Reino de Turolensia: el lugar donde los héroes y heroínas nunca supieron que lo eran.

 

El Camino Iniciático hacia Turolensia nace, vive y muere en un recinto inexplicable, lleno de tantas sorpresas, que parece no acabar de contarnos su contenido fabuloso:

Otra vez, la Catedral de Santa María de Mediavilla de Teruel, capital del citado Reino espiritual y místico

.

Vamos ya a tratar de explicar el motivo por el que pensamos que lo es, y que debe de ser tratado con total reverencia, como algo único, como algo que transciende a nuestros sentidos materiales, y como algo a lo que nos debemos rendir, para dejarnos transportar por su sendero magnífico, hacia más allá de lo desconocido.

Porque este camino es transcendente, alquímico y transformador. Lo tiene todo:

TIENE UNA PUERTA DE ENTRADA al subconsciente colectivo por el que debemos penetrar a su oscuridad y vencer al miedo.

 

El Fraile nos muestra el camino secreto, por detrás de las tablillas, invitándonos a ser valientes, y atravesar el umbral. Pero, lo que nos espera detrás es como para salir corriendo.

 

Dentro de este camino nos encontraremos con todas nuestras "muertes", nuestros miedos verdaderos, los miedos de la gente corriente, en forma de espantosos dragones que los representan, y de otros seres de inimaginables formas, que harían temblar a cualquier persona, y retroceder, a las gentes que no fueran las de estas tierras, que decidieron enfrentarse a ellos, a pesar de su pánico:

 

Nuestros demonios del hoy se llaman "miedo al mismísimo miedo", y les hemos dado centenares de nombres de fobias. La peor fobia de todas es el miedo a que la tuya sea la nueva, y todavía no haya tratamientos. Sin embargo, nuestros antepasados eran audaces, prácticos y valientes, pero, sobre todo, eran innovadores: "tiraban para adelante matando dragones hasta que volvían a salir del laberinto".

 

Pioneros, pioneras, que habían venido a quedarse, para crear una inconsciente herencia silenciosa, un linaje humilde, pero formidable, un recorrido genético de gente normal, pero fuera de lo común, en su voluntad de enfrentarse a lo desconocido, por la defensa de sus tenaces valores éticos, que convergían en las mismas y únicas palabras, AMOR Y LIBERTAD, y que habían decidido emprender JUNTOS, este camino espiritualmente gigante.

 

¿Escalera por donde subes de dos formas diferentes, según mires hacia la derecha o hacia la izquierda? Si perseveráis, veréis dos escaleras: ¿Figuras de cuatro dimensiones, en una techumbre el siglo XIII? 

 

Y por fin, caminando, dentro de esta cuarta dimensión, por donde tan solo unos pocos elegidos, pueden ver maestras y maestros iluminados a porrillo, que les dicen por donde ir y les guían hacia la salida.

Y, donde el resto de los mortales, como tantas veces nos pasa en nuestro cotidiano inframundo emocional, nos iremos enfrentando a todo tipo de experiencias, en total silencio y soledad, progresando, a base de coscorrones y alegrías, que iremos superando o disfrutando, con total fe en salir victoriosos de este laberinto.

Y, encontrando la llave que abre todas las puertas al mayor de todos los despertares humanos: la caricia tenue del amor fraterno, de todos aquellos que nos ayudan y a los que ayudamos, con toda la fuerza de nuestro corazón.

 

El maestro nos muestra la citada llave, que abrirá las puertas a lo desconocido, que es el misterio del amor verdadero.

 

Efectivamente, el cariño fraterno, entre mujer y hombre, ¿a punto de empezar a ser mundano? Sin embargo, vemos ternura, afecto, comprensión y comunión entre dos seres que se aman. Más bien es un amor que empieza a ser espiritual, pero como todavía es aquí, en la Tierra, tiene que ayudarse de los cuerpos materiales, para expresarse íntimamente.

 

Y ya dentro de este sendero de magnificencia, Lo mundano observa a lo divino. Todos los rostros son hieráticos, serios, adustos, y no sonríen. Pero, no son los rostros del arte Románico de la época. Van más allá. Se trata de un auténtico legado espiritual, en forma de comic medieval, algo único en el mundo: Son los rostros del arte Mudéjar. Un paso más allá, en la expresión profunda de la espiritualidad, que ya era seña del propio arte Románico.

 

 

Pero, lo divino también observa lo mundano, desde dentro de sus propias almas: estos rostros también expresan sentimientos inefables a punto de explotar, como la ira, la tristeza, el miedo a tantas cosas.

A la guerra, al hambre, a la pobreza, a la esclavitud, a la muerte. La eterna lucha de la desesperanza contra la esperanza. Todo quiere explotar, pero para implosionar, para tratar de llegar a lo más profundo de nuestras almas, y contarnos… que ellos eran como nosotros, que sentían lo mismo que nosotros ahora, y que luego envejecieron y murieron, y no comprendieron ni la mitad de las cosas por las que lucharon, pero que lo hicieron con total fe, en que hacían lo correcto.

 

Ellos también sabían, que el verdadero umbral que transciende al tiempo y al espacio se encuentra dentro, y no en lejanas estrellas. También sabían llegar allí, en silencio, dentro de sus almas, para poder contactar allí, con las nuestras, sabedores de que todos somos actores, en un mismo drama de la vida, y en un ETERNO PRESENTE.

 

Pero, además, sabían otra cosa muy importante: llegaron a Teruel para quedarse, y para molestar cuando tenían que dar su opinión, y para no callarse ante nadie. ¡Anda tu tía, qué gente!

Su muda pintura es el reflejo de su máxima rebeldía, en forma de un inaudible grito estremecedor, que clama por la Paz Interna y externa, en pro de la prosperidad, el Amor y la convivencia, y que ha logrado traspasar todas las vicisitudes ocurridas en estas tierras, llenas de malditas guerras civiles y no civiles, desde hace 700 años:

Por eso, nos arriesgamos a decir, que nuestra Paz actual es SU LEGADO. 

 

Y, también nos recuerdan, que nuestra comodidad y el consentimiento del injusto dolor ajeno, no es la mejor opción, para legar esa Paz, a las generaciones venideras.

 

 

 

(continúa en II)

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