I-LÍO en el NUDO CELTA: Alucinante por lo Rebelde.
POR Angel Alvarez Orgaz
26/03/2022
I- LÍO en el NUDO CELTA, de embrollo alucinante, y de consecuencias geométricas incalculables, en la techumbre de la catedral mudéjar de Teruel: ¡Yo no he sido! ¡Cuerpo a tierra que vienen los nuestros!
Misterio de dificultad máxima... un raro y auténtico nudo celta de la clase "William Wallace", más rebelde que un matojo de pelo en las crines de una cebra:
Intrincado, correoso, listo en su realización pero sin compasión ante la solución. ¿Quién se atrevió a tanto? ¿Por qué nunca nadie se dio cuenta?
Otra vez la Techumbre de la Catedral Mudéjar de Teruel nos da una sorpresa tan colosal por lo de única en el mundo… Pero, pero, pero… ¿Quién ha sido el liante embrollador?, y ¿en qué época ocurrió semejante dislate? ¿Otra vez en la “restauradestrucción” del 1.943?
Uno de los nudos está tan mal trenzado que cualquiera podría pensar que lo hicieron así a propósito para echar un “mal de ojo” a los que estaban debajo… ¡Por Dios!
¿Cómo se puede tolerar semejante avasallamiento a nuestra pobre Virgen de Santa María de la Mediavilla? Es como para ir a rezarle un Rosario cada domingo hasta el día del Juicio Final, como penitencia, por ser tan desconsiderados con ella. ¡Qué enfado tengo, por Dios!
Que los nudos celtas estén en la techumbre no hace más que sorprendernos de la capacidad que tenía el arte mudéjar de asimilar todas las culturas. Resulta que el Mudéjar no solo es cristiano, musulmán y judío… ¡TAMBIÉN ES CELTA!
Recordemos que a doce kilómetros de Teruel se encuentra el único santuario CELTÍBERO de la Península Ibérica, con inscripciones latinas pero con pronunciación celta. Y es uno de los pocos del mundo, además de ser el que está situado más al sur de Europa… ¡Por debajo de los mismísimos Pirineos! Es decir, casi en África.
Pero vamos a decirlo así, aunque no suene muy fino. Me parece que en el siglo XIII, Teruel ya no era tan celta como debiera. Da la sensación, o así nos han querido hacer pensar, que el error procede del Medievo y no de alguna demoledora restauración parecida a la de 1943, incluida esta misma, aunque no lo tengo nada claro.
Parece ser que no dominaban tanto los nudos celtas como para percatarse de semejantes y múltiples errores en la elaboración del dibujo. Tal vez sí que se percataron, pero que opinaron que no era para tanto… y que los feligreses de abajo no se iban a enterar, ni tampoco los que pagaban los dineros.
Vamos a ver…, es que el truco del trenzado era “primero por arriba y luego por debajo”, y después otra vez por arriba, y luego por debajo. Y así todo el rato. No era “dos por arriba y ninguno por debajo”, por ejemplo, o cosas por el estilo. No sé. Difícil no parece. Pero claro, habría que estar en aquel sitio y en aquella época…
Algo a destajo sí que debieron trabajar. El nudo no lo pintaron directamente en el techo, sino que lo pintaban en la tabla, abajo en el suelo, cómodamente, y pegándose algún traguito de vino tinto. Y claro, el vinillo y el trenzado de los nudos celtas… ¡ufff! Mala cosa esa. Hay que tener mucha maña y haber hecho muchos nudos, pero que muchos, para hacer ambas cosas a la vez.
Pero, qué raro me parece que el alarife mudéjar que dirigía las obras de la techumbre bebiera tanto vino, si a buen seguro que era musulmán. No me cuadra que después de supervisar el dibujo le diera el visto bueno. No me cuadra nada, nada…, nada. Eran gente que se movía por la excelencia y por códigos de nobleza ya perdidos en nuestros tiempos.
Lo del vino tinto es totalmente cierto.
Lo del vino tinto es totalmente cierto. Estos “saberes secretos” de la concentración artística nos lo hicieron llegar en otra tablilla, donde un muchacho le ofrece un buen cuenco de vino a una muchacha que trabajaba pintando en las tablas de madera. La manera en que se lo ofrece hace suponer claramente que antes o después él también se daría otro buen trago. En esto había igualdad de género.
Además, queda claro que este nudo muy bien lo pudo haber pintado esta buena mujer. Lo cual es un dato fascinante, porque tenemos una pintura con su verdadero rostro. Y corrobora el hecho de que las mujeres también colaboraron en la decoración y ornamentación de la techumbre mudéjar.
No obstante, el vino de Teruel del XIII no ha pasado a la Historia de los mejores caldos. Parece ser que hubo trifulcas varias, por los trapicheos en las ventas, por las mezclas, que si estaba aguado, que si estaba muy fuerte de alcoholes…, en fin.
Estos líos nos han llegado documentalmente. Y lo que no nos ha llegado ha sido ninguna variedad de cepa, en esta parte de la provincia.
Y eso que muy cerca tenemos la denominación más antigua de la Península: la de la antiquísima variedad de uva Bobal, que da lugar a la denominación de origen de Utiel-Requena. ¡Esta viene de los tiempos de los romanos, o tal vez antes! ¡Estos sí que eran los Cabernet-Sauvignon del Medievo!
El origen de estos nudos celtas está en Irlanda, Escocia, Gales, Inglaterra… Pero estos nudos de Teruel tienen formas de cruces. Y fue allí donde se dio esta fusión entre lo cristiano y lo celta, desde el siglo V y VI, debido a San Patricio en Irlanda, y en Escocia gracias a San Columba.
Pero, como siempre, el Reino de Aragón, y su joya de la Corona, Teruel, dominaron el arte de crear un imperio a base de tolerancia, respeto y ejemplaridad. Y estas son nuestros símbolos celtas que no existen en ningún otro sitio del nudo... ¡Perdón, del mundo!..., he querido decir...
Es por eso…, que mientras no se demuestre lo contrario, tiendo a pensar que el embrollo del nudo fue en la “restauradestrucción” del 1943.
Y aquí tenemos el nudo bien arreglado, en el año 2022:
Y el primero, para que los comparéis: