II.ENIGMA REY MUDÉJAR: 80 años de censura de un gesto, de una mujer… y de una Reina.
POR Angel Alvarez Orgaz
20/03/2022
¿Cuál es el significado de un gesto que aún sigue oculto y que a nadie le importa un bledo (ni el gesto, ni que esté oculto)?
Este gesto censurado de la mano femenina de nuestra Reina de Teruel, hace 80 años, aún sigue oculto debajo de una pintura falsa. Y me temo que la cosa va para largo. Recordemos, que los escudos oficiales de Franco estuvieron puestos en la plaza de San Juan de Teruel hasta el año…
No lo digo porque nadie me va a creer… Pero la cifra no empezaba por uno.
Esta es mi versión del significado de la mano "con los dedos que casi se tocan":
La victoria contra los “monstruos” está muy cerca. Hay que tener fe. Esos monstruos no están fuera…, están dentro, muy dentro de nosotros, y representan a nuestras peores pesadillas y miedos.
El miedo a no sobrevivir en aquella durísima frontera medieval, el miedo a perder a los hijos pequeños, el miedo a no ser querido, ni respetado; el miedo a no ser suficientemente fuerte, hábil en el manejo de las circunstancias; el miedo al fracaso que te llevaba sin segundas oportunidades, a la muerte…
El miedo a pasar hambrunas, pandemias feroces, violaciones múltiples, amputaciones de miembros a los varones, torturas terribles e injustas por pensar diferente…; el miedo al sufrimiento.
Tal vez ese gesto desvele que el secreto a todo ello está… muy cerca. En nuestra parte femenina que todos los seres humanos poseemos, cerca del corazón, en las emociones unidas a los valores humanos fraternales. Y todo ello en lo más profundo de nuestra alma.
Es la mujer quien desvela un profundo secreto, cuando en aquella época estaba tan ligada a la maternidad, a la entrega y al sacrificio familiar, pero también a los arrobamientos místicos, a lo mágico, a lo escondido, a lo oculto. Y por supuesto, también al misterio de la sexualidad.
Pero es que esa mano derecha estaba oculta por el manto marrón, que se aparta con la mano izquierda, que lo agarra con claridad, para mostrar el signo secreto… y para mostrar la parte femenina de la figura. Sin ese gesto decidido, pero sutil, no hubiéramos sabido nunca que era una mujer quien nos lo mostraba.
De hecho, el restaurador censor, le vuelve a colocar el manto encima de la mano derecha, ocultando el signo secreto, y su feminidad. Y en esa ocultación también la convierte en un hombre.
Un acto “normal”: así es como se ha ido eliminando la importancia de lo femenino en los últimos 10.000 años, desde la revolución que nos hizo aprender a cultivar los cereales, y nos volvió sedentarios hasta el aburrimiento, y nos llevó a inventar el instrumento más peligroso para nuestra salud de todos los tiempos: el sofá.
Y dejando de depender de la pesca, en los ricos y abundantes litorales de los mares, donde jamás existió la carencia ni el hambre. Pero claro, había que menearse y saber nadar.
De la superabundancia de comida pasamos a la religión patriarcal, a la moral derivada de la misma, al derecho de la justicia necesaria para poder dirigir todos estos nuevos problemas, y a la necesidad de las dictaduras para dirigir a tanta gente que ya no dependía de sí misma. Y como siempre, los hijos que paren las mujeres…, a morir en todas las guerras, entre las superpotencias que se querían engullir unas a otras.
No es una tontería de gesto, ¡vaya que no! Y menos cuando nos lo muestra nuestra censurada “Reina Turolense”.
Pero… ¿Es que nadie se dio cuenta de este gesto en la restauración de 1.943? ¿Nadie se dio cuenta de que se trataba de una mujer y de una Reina? ¿Tan deprisa trabajaban a destajo también en esa desgraciada década? Claro, que los vencedores también hacían trabajar a los esclavos de las guerras perdidas. Algo de eso hubo, y no poco, desgraciadamente.