II.¿QUIÉN pintó la techumbre? Una verdad incómoda.

POR Angel Alvarez Orgaz
01/01/2024

Este joven descalzo, no era el que pintaba la techumbre, pero ayudaba como el que más.

Observar la técnica de esta mujer de abajo: alucinante, porque es zurda, y en aquella época, te quemaban en la hoguera por hacer estas cosas, pensando que eras una bruja. Pensad que estaba prohibido hacer la señal de la cruz, antes de rezar y después, con la mano izquierda. Y si lo hacías en una iglesia, en misa, te la jugabas.

La mano izquierda era la mano siniestra y estaba asociada al mal y al demonio.

Fijaos, cómo apoya su pierna derecha en una parte dura, tapada por una lona, mientras apoya la pierna izquierda en el suelo. Utiliza la pierna derecha como contrapeso del cuerpo, y la mano derecha y su brazo, le sirve de “mesa de apoyo” a su mano izquierda. ¡Esto es agotador! 

 

Fijaos, ella es diestra. Ved como su tabla está apoyada en un pequeño atril, que asoma una pata por debajo, encima de la mesa.

Además, vemos que las tablillas, que se ven muy pequeñas desde abajo, desde el suelo, son verdaderos “tablones”.

Pero, lo sorprendente es la solución a tanto esfuerzo: ¡unos buenos lingotazos de vino tinto!

El mozo, que les ofrece el vino, da por sentado que ambas van a beber de la misma copa. Se supone que se tenían que dar un buen trago cada vez, para no hacer esperar a la otra.

Ellas pintaban las tablillas, y es probable que ellos, más fuertotes, las insertaran en la techumbre.

Pero, el hecho de que ellas pintaran es un gran descubrimiento. También hemos visto a una mujer que sabía tocar el “violín” antiguo. Decimos esto, porque las mujeres tenían muy claras sus funciones y no estaba bien visto que fueran artesanas, o que se sacaran dineros de esa manera, que las permitiera ser libres para gastárselo a su antojo. Ha sido una grata sorpresa, descubrir que en Teruel existía cierta libertad para ellas.

 

Y lo del vino, que un hombre les ofreciera vino, en pleno siglo XIII, va en la misma línea. Eso implicaba que dentro del gremio eran como los hombres, y respetadas como ellos. Un hombre no ofrece vino a una mujer, así como así, incluso en nuestra época. Un hombre ofrece vino a otro hombre, porque el beber “es más cosa de hombres”.

Nos han gustado mucho, estas revelaciones. Hombres que trataban a las mujeres trabajadoras como a sus iguales, en el siglo XIII. ¡Qué bonito!

 

Imaginamos que estas dos no eran musulmanas, pero…, nos extraña mucho que entre ellas, lo que vieran que otras hicieran y consideraran un logro, en cuanto a respeto, independencia y libertad individual, no lo hicieran las demás. Por encima de las religiones está el propio inconsciente colectivo femenino, que las uniría con una gran complicidad, tarde o temprano.

Es como el fumar, hoy en día. Muchas fuman porque así son “más mujeres”, y no porque les guste, hasta que cogen el hábito y se enganchan, al igual que los chicos, a los que han acabado imitando.

Además, en aquella época, el vino era uno de los pocos placeres que tenían. No era como para prescindir de lo poco y bueno, porque lo mucho y duro, era continuo.

 

Hablaremos, ahora, de las consecuencias de beber vino mientras se trabaja.

Ahora entendemos algunas de las cosillas que nos han estado causando perplejidad, a lo largo de nuestra investigación, en estos años.

Pero, puede que no hayan sido ellas, y que fueran apaños posteriores, como en la restauración posterior a la Guerra Civil Española, sobre el año 1949. En fin. No estamos seguros al 100%, de que hayan sido ellas, pero lo que sí es seguro es que el vino tiene estas cosas.

MIrad esta otra tablilla:

Ver el artículo "Lío en el nudo celta"

 

Es que este nudo celta está todo entero mal. Está claro que no se puede realizar un nudo, si cada dos por tres, le estás pegando candela a la "Poción Mágica". La cruz central está toda torcida. No estaban como para pillar un pincel, ese día, no.

Pero, una cruz tiene cuatro brazos, ¿no? Pues, si partimos de un diseño central de cuatro brazos, misericordioso sea Dios, ¿cómo es posible que terminemos, en el diseño exterior, con cinco brazos? Fijaos en los huecos, cómo se han cerrado. ¿CINCO HUECOS? ¡Uy, por Dios! Menuda melopea beoda, la que llevaban ese día.

Y, es que el vino, es bueno para lo que es, para divertirse, pero para ver la realidad habitual, es mejor el agua.

 

Mirad esta otra tablilla, prima hermana de la otra:

Ver el artículo "Lío en el nudo celta"

 

Que no, que no, que no. Que las cuerdas de la parte baja de la estrella, ¡ESTÁN MAL TRENZADAS, CARAY! Que si este nudo te lo hicieras en el pelo, tendrías que peinarte con un cepillo sin púas. O tal vez, ir a un esquilador de ovejas, para desenredarlo. 

Pero si tan solo se tenía que copiar el diseño de la izquierda, en la parte derecha. Este nudo celta es la prueba fehaciente, de que se metían una copa de vino tras otra, con gran afán de superación personal, y sin solución de continuidad, hasta que se les terminaba el vino, o la faena del día.

Que todo era empezar, hasta que llegara el final de la tarea convenida, y "conbebida", en forma de un gran frenesí.

Vamos a ver. El vino de aquella época no era como el de hoy. Puede que tuviera menor graduación de alcohol, pero si te bebías el triple, daba lo mismo. La cantidad sí importa.

A lo mejor, esa persona, por la mañana, empezó el nudo bien, y por la tarde, ya la cosa se le puso chunga y todo se le hizo un nudo.

 

¿Desmerece esto, la belleza de nuestro Patrimonio de la Humanidad? PARA NADA. LO ENGRANDECE, PORQUE LO VUELVE AÚN MÁS HUMANO. No existe un lugar donde lo mundano y lo sublime, se den de la mano, de esta manera tan espectacular. Es la vida misma, llena de AUTENTICIDAD. Y, es lo que le acaba dando verosimilitud, al resto de lo que nos narran, nuestros antepasados. 

La resolución de estos fallidos nudos, también nos habla de la dureza del ambiente laboral. Tenían unos plazos, y tenían que acabar los nudos ese día. No los pudieron corregir. Y viendo su gran trabajo, en el resto de tablillas, supusieron que estos errores no se notarían.

 

No obstante, nos ha llegado un informe, sobre el vino de Teruel, del siglo XIII, bastante curioso: Se trata de un juicio, por adulterar el vino, en Teruel. Parece ser que el vino de Teruel tenía mala fama, debido a varios chanchullos, y otros líquidos que le echaban, para multiplicarlo gratis. Y que eran habituales, estos tejemanejes. 

Sorprende descubrir que en la actualidad no existe ninguna bodega vinícola, en la zona circundante y, sin embargo, sí existieran en el pasado. Existen bodegas buenas en Alcañiz, pero están muy distantes de la capital. Y también en Burbáguena, tampoco tan cerca. 

 

Otra cosa que nos sorprende es que las dos mujeres eran rubias o con el pelo castaño tirando a rubio. ¿Acaso serían cátaras? Ellas pintaron cruces cátaras, en la techumbre. Lo normal es que hubieran sido morenas, más parecidas al chico descalzo. 

No diréis que no fueron monas, nuestras pintoras: se retrataron a ellas mismas, haciendo sus tablas. Eran como nuestras influencers del hoy. Y, ¡nos dejaron sus verdaderos rostros para la posteridad! ¡Qué guapas eran! Y, cómo no, se pintaron de rubias, tirando a castaño, como lo eran en muchos lugares del antiguo Aragón francés. Pero es que, ¡a lo mejor, eran pioneras turolenses, que vinieron de allí!

 

Y, es que a veces, darse a conocer por ser artista y lograr la fama, tiene sus pros y sus contras. Sin embargo, EN ELLAS, SUS CONTRAS FUERON TAN INOCENTES, QUE FUERON TAN HERMOSOS COMO SUS PROS.

 

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