III.¿CÓMO se pintó la Techumbre? Hubo "Poción Mágica". La otra verdad incómoda.

POR Angel Alvarez Orgaz
01/01/2024

Esta es la Poción Mágica de esta pequeña pero invencible aldea de fronteras, al sur de Aragón. Con su ayuda, se pintó la Techumbre de Santa María de Mediavilla. El bol no era una pila bautismal.

Por fin, el inmenso tesoro que forjaron juntas, las tres culturas, está emergiendo de las profundidades de nuestro inconsciente colectivo. Es muy buena noticia. La curación está cerca. La Paz es prosperidad, compasión y respeto.

Cuando pensamos en que nos gustaría saber quiénes pintaron la techumbre, conocer sus rostros, cómo vestían, cómo lo hacían, nos pusimos a investigar. Pero, como siempre, Santa María de Mediavilla, había obrado el milagro de adelantarse. De alguna manera ELLOS supieron de nuestra curiosidad, porque se dieron cuenta de que estaban haciendo algo muy grande y bello, que pasaría a la historia.


Y, de un arte, EL MUDÉJAR, que solo floreció en la frontera de las guerras entre cristianos y moros, junto con los neutrales judíos, pero que se forjó en los más brillantes momentos de paz entre las tres culturas, hasta que el egoísmo de nuestros gobernantes hizo que todo el mundo se polarizara.

El terrible resultado acabó con el horrible asesinato de varios judíos de Teruel, los únicos neutrales, por "comerse a los bebés cristianos desaparecidos de la época, en las fechas de la Pascua, en vez de a sus corderos". Es que esto no tiene ni una vuelta. Y, encima, que tuvieron que marcharse, en el año 1492, sin sus posesiones, por no poder venderlas, dada la nula demanda, y tener que irse en el plazo de TRES MESES.

Y, finalmente, los que pensaron que a ellos jamás les tocaría, también les tocó: Los Mudayyanes, que significa, más o menos, “los moros que se quedaron”, también tuvieron que marcharse, un siglo después.

 

Pero, entremos en el artículo:

El mozo, que va descalzo, y no sabemos el motivo, se supone que tenía que ir con la misma copa, por todo el recinto de la Catedral, repartiendo grandes cantidades de vino, a los trabajadores.

Suponemos, que si alguien estaba encaramado a un andamio, el buen mozo tendría que subir. Tal vez, es por eso, que esté descalzo. Se escala muy bien, sin zapatillas, si se tiene la planta del pie, muy fuerte, y acostumbrada. Los dedos de los pies son auténticos garfios.

 

El mozo, ¿va descalzo para subirse a los andamios y repartir el vino? Y, la botella es transparente, porque se le ve la mano por detrás de la misma.

 

Es lógico que el mozo se subiera a los andamios para ofrecer el vino. Si los albañiles tuvieran que subirse y bajarse por los andamios, cada vez que les tocara el turno de beber el vino, probablemente alguno se habría caído.

Uno siempre puede quedarse a dormir en un andamio, hasta que se le pase la “mona”, y luego pueda bajar. Pero pensamos que bajarían de todos modos, para hacer “pipí”. A lo mejor es que tenían allí un balde. 

Así, que pensamos que el chico descalzo, no solo subía a los andamios, con vino, sino que bajaba “cubos” utilizados para estos fines tan necesarios.

 

No obstante, hemos hecho otro descubrimiento muy curioso, respecto al vino: ¡SE BENDECÍA!

Parece ser que el vino se traía en pellejos de piel, que se ataban a la frente, con sirgas y apoyos cómodos, y se vertían en una marmita, y allí se bendecía. ¿Esta era la manera de combatir los accidentes laborales? Pensamos que sí.

 

Vamos a ver. Si el chico que repartía el vino, iba descalzo, y le caía una “tablilla” en un pie, pues que la teníamos buena. Las hachas eran tremendas, y los hombretones partían leña con todas sus fuerzas. Ninguno llevaba casco, o botas con punteras de metal. Las sierras eran enormes para tirar dos hombres de cada lado, al serrar las vigas. Pero, alguna vez se les caería algo encima, y aunque fuera un simple roce, les haría daño.

 

De arneses y esas cosas, imaginamos que algo habría, pero muy elemental. Mazos que se caerían de las alturas, clavos, herramientas y otras cosas, sería algo habitual. En fin, que si bendiciendo el vino se sentían todos más seguros, pues mejor. Pero lo que parece claro, es que el agua no se bendecía, más que para bautizar a los bebés.

 

Por cierto, la botella que sostiene el chico es de cristal, porque se le transparenta la mano a través de la botella. En aquel momento era un material muy caro. La copa, tal vez lo fuera también. Los cristales de las casas eran de otra sustancia translúcida, que solo dejaba pasar la luz, hechos con asta de toro. ¿Quién decía que en el siglo XIII las botellas eran de cerámica? ¡El buen vino siempre en botella de cristal! Pero, nos parece que solo tenían esa y que continuamente la rellenaban con el vino bendecido de la marmita.

 

Aquí tenemos más pruebas, de que se bebía vino a raudales, mientras se trabajaba en la techumbre. ¡Se les ve felices!

Vamos a transcribir el comic que nos legaron, que más o menos, sus viñetas vendrían a contar algo así:

—Pedro, ¿quieres vino? —le dice el del medio, al de la izquierda nuestra.

—¡Espera un poco, que ya estoy acabando de esculpir la cabeza del águila! —le contesta Pedro.

—¡Sigfrido, dámelo a mí! —le pide Roldán, desde nuestra derecha, levantando su mano diestra con un gesto.

—¿Quieres?

—Sí, que estoy con el hacha y esta línea me está saliendo torcida. ¡Vamos a ver si me centro un poco!

 

Veamos los utensilios que transportaba "Sigfrido":

Formidable PEDAZO DE BOTIJO DE MADERA: Lo juramos, es la primera vez que hemos visto algo así. Ni sabíamos que hubieran existido. Siempre pensamos que eran de cerámica. Claro, que esos los inventaron los árabes. Los cristianos usaban estos, algo más arcaicos. Imaginamos que tendrían que calafatearlo con brea, por dentro, para que no se les saliera el vino. ¿OS IMAGINÁIS A QUE SABRÍA UN VINO, DENTRO DE ESTE BOTIJO?

Por cierto, la salida del vino del botijo de madera es bastante, ¿cómo lo diría yo? ¿Inverosímil?

 

Otro artilugio que traía "Sigfrido":

Bueno, bueno, bueno. En fin. Que esta botella sí es de cerámica. Está claro, que el pitorro del BOTIJO DE MADERA cabe perfectamente por el agujero de la botella. No se perdería ni una sola gota de vino.

No obstante, la forma de esta botella es bastante curiosa, en cerámica. Lo decimos, porque nos sorprende que tenga una base que no sea plana y con un cuello de botella tan largo y peculiar. Esa botella no podría apoyarse nunca en el suelo. Se caería para los lados. ¿Sería ese su propósito, para obligar siempre a dejarla vacía?

 

Además, parece que "Sigfrido" lleva un anillo en el dedo índice de la mano izquierda. Durante la Edad Media podía ser un símbolo de estatus o de pertenencia a una familia noble o linaje importante.  También parece que lleva una camiseta ajustada de lana, con unos ojales en las mangas, con una abertura. Lo que estamos intentando decir es que esta persona tenía nombre y apellidos, y su imagen corresponde a una persona real de la época.

 

Y ahora nos fijamos en este signo, que hizo "Roldán":

Sorprendente, por decir algo, es el gesto que le hace "Roldán" a "Sigfrido": Juraríamos que este signo, de hace 700 años, sigue siendo el mismo que en la actualidad: —¡Camarero, póngame dos cervezas! 

¿Sería el mismo de hace 700.000 años, que hacía el Homo Erectus, cuando iba a la "Cuevataberna"? ¿Será el mismo que haremos en el futuro, dentro de 700.000 años? Sí, cuando tengamos todos un tremendo cabezón calvo, pero de tanto "no pensar", y estar las veinticinco futuras horas diarias, en las nuevas redes sociales, con nuestros cuerpos digitalizados, dentro de las mismas. 

 

Bueno, bueno, bueno. ¿Sería posible que este símbolo, que es el que se usa para bendecir el vino, fuera también el utilizado para que te lo sirvieran? Desde luego, contrastaba mucho, la seriedad con la que se bendecía el vino, y con la alegría de consumirlo. Estos muchachotes estaban eufóricos.

"Roldán" lleva una camisa muy pegada al cuerpo, una prenda ajustada con unos ojales, en las muñecas, muy originales, y con cordón, y también con cosidos muy bonitos en su parte izquierda. Pero, lo que queda claro, es que "Roldán" también es diestro, como los otros dos.

 

Mirad a "Sigfrido", que contento:

Menudo "copón" de vino, que le dio "Sigfrido" a "Roldán". ¡Más grande que su cabeza! A "Sigfrido" se le ve feliz, de ser el repartidor. O, tal vez, una de las muchachas que le pintó, lo miraba con muy buenos ojos. De los pocos que sonríen, en la Techumbre, y casi no se le ve. 

De todas formas, el juego de brazos que hace, con esa graciosa inclinación, es como si, de golpe, se girara hacia atrás, al ser llamado por "Roldán". El gesto le da a la escena, una movilidad espectacular. No obstante, también da la sensación de que "Sigfrido", entre copa y copa que reparte, él también se tomaba una. Nunca hemos visto nada así, algo tan ESPONTÁNEO, con 700 años de antigüedad, en ningún otro arte pictórico, que no sea el Mudéjar, y tan solo aquí, en Santa María de Mediavilla, en Teruel. 

Y, empezamos a sospechar algunos de los motivos, por los que en los años de la CONTRARREFORMA CATÓLICA, en los siglos XVI y XVII, las pinturas fueron "escayoladas", en vez de restauradas.

Da la impresión que llevan ropas especiales para trabajar y poder mover bien los brazos, dejando libres los hombros.

 

Estos chicos también son bastante rubios. Y ya empezamos a pensar, que los turolenses de aquella época eran así. Actualmente, son muchísimos, los que tienen los ojos, particularmente azules, un azul muy de aquí, azul claro, pero siendo morenos de pelo. 

 

Todo parece indicar, que ellas y ellos se lo pasaban bastante bien, juntos. No eran muy diferentes de los jóvenes de la actualidad, como nos habíamos pensado, muy equivocadamente. Y, si estas pinturas fueron posibles. es que, sí que existía un ambiente de bastante libertad. No hay, ni por asomo, un ambiente de prohibición religiosa. Tal vez, era el permitido regalo, para unos seres que tenían que defender la frontera con su vida. Y suponemos que, entonces, también usarían la "Poción Mágica".

 

 

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