V - ¿ESVÁSTICAS dentro de la CATEDRAL MUDÉJAR de TERUEL?  ¿Cómo es POSIBLE?

POR Angel Alvarez Orgaz
06/03/2022

V - ¿ESVÁSTICAS dentro de la CATEDRAL MUDÉJAR de TERUEL?  ¿Cómo es POSIBLE?

Techumbre Mudéjar de la Catedral de Teruel, en la actualidad, siglo XXI.

 

No obstante este misterio SÍ puede ser resuelto, con las técnicas actuales de datación de materiales, el estudio fotográfico con escáneres de nueva generación y toda la experiencia acumulada por los nuevos restauradores del siglo XXI, que pueden observar con minuciosidad si de verdad existen capas de pinturas superpuestas a las originales.

 

¿Os gustaría que se investigara esta apasionante cuestión? A mí me encantaría…

 

Y tal vez debiéramos pensar ya en construir una réplica de la techumbre mudéjar, al estilo de las Cuevas de Altamira, en un increíble museo. Lugares vacíos enormes y sin utilidad en la ciudad no faltan.

 

Una réplica llena del color de la techumbre mudéjar, de aquellas primeras escenas, vivas, llenas de magia, de pasión, de compromiso de las gentes llenas de integridad que decidieron darse una segunda oportunidad y venir migrando a estas tierras de frontera de guerra, junto con los pobladores originales, para prosperar en ellas.

 

Un museo, donde las tablillas estén a pocos metros de nuestros ojos… ¡Qué buena vista tenían en aquellas épocas! Porque se supone que si las pintaron tan alto era porque la gente las podía ver bien y disfrutar, como si las estuvieran viendo en una de estas modernas plataformas de series de TV en streaming actuales.

 

Y pudieran verlas en la pantalla gigante que tuvieran encima de sus cabezas, mientras escuchaban la misa, cantaban y seguían los rituales. Y los gestos sagrados de hacer la señal de la cruz, la genuflexión, ponerse de rodillas, darse la mano, y finalmente de desearse la Paz. Todo ello, dentro de aquella moderna “cueva” que era aquella Iglesia, porque en aquel entonces aún no era catedral.

 

Entre los olores a incienso, y a la luz de las velas con sombras cimbreantes que a buen seguro lograrían que los caballeros medievales montados a caballo y pintados en la techumbre entraran en liza. Combates cuerpo a cuerpo, o contra monstruos inimaginables, donde el dolor de los mordiscos no impidiera a los turolenses seguir clavándoles las lanzas con fe, con pundonor, con total esperanza en la VICTORIA.

 

Una victoria que se sustentaba en que “Todos somos uno para todos y Todos somos todos para uno”.

 

Pero, para aquellos turolenses, ver estas escenas sí que debiera de haber sido “gratis”, sin necesidad de pagar dineros a la entrada de la Iglesia. Ya las pagaban bien, defendiéndolas con sus propias vidas.

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